Wednesday, December 03, 2008

Ohhhh que desesperacion

Y cómo va uno a saber de que se trata este tema de reencontrar la pareja... No ha sido cosa fácil. Cuando no me topo con un depresivo, me topo con un hiperactivo. Lo cierto es que estas historias se han tornado dramáticamente divertidas, pues como dijeran por ahí.. cuando ya no hay más que hacer, pues mejor nos reímos... y así se hace...

Saturday, June 11, 2005

Las princesas y los principes

De príncipes y princesas
Por Hilda García
Hace unos meses viajé de regreso a México para tomar una semana de descanso con mi familia. Cumplí con todos los pedidos que cada uno de los miembros de mi parentela me hizo para que se los llevara desde Estados Unidos. Cargué con productos para diabéticos, utensilios de cocina, busqué un pedal para la Harley Davidson de mi cuñado, cuando realmente se trataba de un pedal para un teclado de música, pero en la lista me apareció algo realmente conmovedor.
Mi sobrina había cumplido con avisar en ir al baño y me pedían que de premio le llevara un vestido de Bella, aquella Princesa castaña e insaciable lectora en la historia de la Bella y la Bestia.
Cumplí con el cometido y todos los días de regreso de la guardería mi sobrina se ponía su vestido; el cual, mientras se lavaba, era sustituido por uno de Blanca Nieves que le habían comprado en el mercado de Coyoacán.
Al principio me enterneció ver a mi sobrina, que sí es bella y no necesariamente Bella, enfundada en su vestido amarillo. Sus ojos y su sonrisa brillaban, usaba una corona de diamantina y caminaba como modelo de pasarela, pero hubo algo que me llamó la atención.
Un día, mientras jugaba con sus amiguitas cogió el celular y se puso a hablar con la bruja Maléfica, después con Blanca Nieves y terminó charlando con Aurora, aquella que se la pasó durmiendo todo el tiempo hasta que su Príncipe la despertó con un beso enamorado. El tema de la conversación es que estaba “muy preocupada porque no sabía qué ponerse para el baile del Príncipe”.
Mi sobrina y sus amiguitas no jugaban al papá y a la mamá… tampoco a la escuelita. En su cabeza ya formaba un nuevo cuento queriendo quedar bien con el Príncipe.
Eso me hizo pensar que a las mujeres de la familia nos había tocado sufrir dos que tres descalabros para entender que los príncipes no existen y que debíamos quitarnos el rol de querer quedar bien con papá y con la pareja buscando su constante aprobación.
Mi historia sería mera anécdota si no es porque esto se reproduce globalmente. Dos semanas después, en casa de una amiga puertorriqueña, su hija estaba vestida como Jazmín. Ella es morena y el traje con el que enseñaba el ombligo le iba perfecto. A falta de largo cabello se había puesto un suéter y caminaba con elegancia por la casa preguntándole a su papá si él podía bailar como Aladino. El papá le dijo que estaba viendo la televisión y que otro día bailaban.
Con historias fantásticas de cómo la chica buena, buena, buena se queda con el Príncipe con la ayuda de ratones, hadas y enanos, Disney Toys, obtuvo 2 mil millones de dólares de ganancias en el 2004, lo que les representó un crecimiento de un 32% en sólo un año vendiendo las muñecas encantadas, cuyo nicho de mercado son las niñas de entre los 3 y los 6 años.
Afortunadamente mi sobrina tiene otras actividades y estudia matemáticas bajo el método Kumón y en su clase de música ya toca el violín, pero hay aún millones de niñas donde las historias fantásticas son su único referente y a los 40 siguen esperando una pareja que en poco o en nada se parece al Príncipe Azul. En la realidad más bien se parecen a Shrek. Por no decir que nosotras también somos más parecidas a Fiona que al resto de las estilizadas princesas de Disney.
Nuestras parejas son de carne y hueso. Son hombres que por más dulces que sean, como es el mío, se enojan, roncan y dejan tirado todo en la casa..
Las historias de Disney y ahora Mattel son hermosas, pero observemos la realidad. Camilla Parker se quedó con el Príncipe Carlos y la dulce y bulímica Diana se murió en un accidente con su amante sin que ninguna madrina de varita lo evitara. Grace Kelly, después de casi vivir un cuento de Hadas, se mató en un auto manejado por su propia hija Estefanía y Carolina fue engañada por el plebeyo Phillipe Junot, sin que le importaran ni sus más caras escuelas y refinada conducta.
No estoy en contra de que las niñas socialicen a través de la fantasía, pero ojo mamás… les estamos infundiendo la idea de que todo lo solucionará una fuerza externa y que llegará un Príncipe que no existe, sin hacerles entender que serán su autoestima y su madurez las que les ayudarán a tener una pareja real o Real.