Saturday, June 11, 2005

Las princesas y los principes

De príncipes y princesas
Por Hilda García
Hace unos meses viajé de regreso a México para tomar una semana de descanso con mi familia. Cumplí con todos los pedidos que cada uno de los miembros de mi parentela me hizo para que se los llevara desde Estados Unidos. Cargué con productos para diabéticos, utensilios de cocina, busqué un pedal para la Harley Davidson de mi cuñado, cuando realmente se trataba de un pedal para un teclado de música, pero en la lista me apareció algo realmente conmovedor.
Mi sobrina había cumplido con avisar en ir al baño y me pedían que de premio le llevara un vestido de Bella, aquella Princesa castaña e insaciable lectora en la historia de la Bella y la Bestia.
Cumplí con el cometido y todos los días de regreso de la guardería mi sobrina se ponía su vestido; el cual, mientras se lavaba, era sustituido por uno de Blanca Nieves que le habían comprado en el mercado de Coyoacán.
Al principio me enterneció ver a mi sobrina, que sí es bella y no necesariamente Bella, enfundada en su vestido amarillo. Sus ojos y su sonrisa brillaban, usaba una corona de diamantina y caminaba como modelo de pasarela, pero hubo algo que me llamó la atención.
Un día, mientras jugaba con sus amiguitas cogió el celular y se puso a hablar con la bruja Maléfica, después con Blanca Nieves y terminó charlando con Aurora, aquella que se la pasó durmiendo todo el tiempo hasta que su Príncipe la despertó con un beso enamorado. El tema de la conversación es que estaba “muy preocupada porque no sabía qué ponerse para el baile del Príncipe”.
Mi sobrina y sus amiguitas no jugaban al papá y a la mamá… tampoco a la escuelita. En su cabeza ya formaba un nuevo cuento queriendo quedar bien con el Príncipe.
Eso me hizo pensar que a las mujeres de la familia nos había tocado sufrir dos que tres descalabros para entender que los príncipes no existen y que debíamos quitarnos el rol de querer quedar bien con papá y con la pareja buscando su constante aprobación.
Mi historia sería mera anécdota si no es porque esto se reproduce globalmente. Dos semanas después, en casa de una amiga puertorriqueña, su hija estaba vestida como Jazmín. Ella es morena y el traje con el que enseñaba el ombligo le iba perfecto. A falta de largo cabello se había puesto un suéter y caminaba con elegancia por la casa preguntándole a su papá si él podía bailar como Aladino. El papá le dijo que estaba viendo la televisión y que otro día bailaban.
Con historias fantásticas de cómo la chica buena, buena, buena se queda con el Príncipe con la ayuda de ratones, hadas y enanos, Disney Toys, obtuvo 2 mil millones de dólares de ganancias en el 2004, lo que les representó un crecimiento de un 32% en sólo un año vendiendo las muñecas encantadas, cuyo nicho de mercado son las niñas de entre los 3 y los 6 años.
Afortunadamente mi sobrina tiene otras actividades y estudia matemáticas bajo el método Kumón y en su clase de música ya toca el violín, pero hay aún millones de niñas donde las historias fantásticas son su único referente y a los 40 siguen esperando una pareja que en poco o en nada se parece al Príncipe Azul. En la realidad más bien se parecen a Shrek. Por no decir que nosotras también somos más parecidas a Fiona que al resto de las estilizadas princesas de Disney.
Nuestras parejas son de carne y hueso. Son hombres que por más dulces que sean, como es el mío, se enojan, roncan y dejan tirado todo en la casa..
Las historias de Disney y ahora Mattel son hermosas, pero observemos la realidad. Camilla Parker se quedó con el Príncipe Carlos y la dulce y bulímica Diana se murió en un accidente con su amante sin que ninguna madrina de varita lo evitara. Grace Kelly, después de casi vivir un cuento de Hadas, se mató en un auto manejado por su propia hija Estefanía y Carolina fue engañada por el plebeyo Phillipe Junot, sin que le importaran ni sus más caras escuelas y refinada conducta.
No estoy en contra de que las niñas socialicen a través de la fantasía, pero ojo mamás… les estamos infundiendo la idea de que todo lo solucionará una fuerza externa y que llegará un Príncipe que no existe, sin hacerles entender que serán su autoestima y su madurez las que les ayudarán a tener una pareja real o Real.

2 comments:

NA said...

Muy buen artículo

Uno de los mejores que he leido en la Internet.

Es verdad todo lo que se dice aquí, he incluso quisiera agregar que esta es la manera en que se basa la sociedad moderna. Que es orientada hacia la belleza y la fantasía.

De nuevo excelente tema. Muchas felicidades y a la autora que siga adelante que tiene un brillante futuro como blogger y escritora.

Unknown said...

Concuerdo contigo amiga. En lo particular comienzo a darme cuenta que los hombres, por más aduecados que estén, por más modernos que sean, son hombres: seres humanos como cualquera.

Sé que puedo pecar de ingenua, pero la fantasía animada que proporciona Disney y todas esas películas hechas por quienes son casi los dueños de la agenda social mundial, proporcionan un sentimiento de estabilidad a largo plazo, es decir, se debe difundir el mensaje de la heterosexualidad, del reproducirse para perpetuar la especie. Son meramente una forma de control para mantener el status quo.

Por otro lado, las mujeres de hoy, las "moudernas" debemos darnos de topes a cada rato para caer en cuenta de LA HORRIBLE MENTIRA que nos han contado.

Sin embargo, a mis casi 25 años, me siento completa sin la necesidad de una pareja, aunque ya la tengo. Y es fabuloso! Tuve la fortuna de encontrarme con esta persona en este preciso momento de mi vida: cuando comienzo mi independencia y autosuficiencia después de la universidad, en el momento en que me han soltado de casa (donde ya no existe mi cuarto propio) y no me piden cuentas de nada.

Y tuve que probar de todo para llegar a donde estoy, vivirlo con chicos y compartirlo con chicas que todavía piensan a sus 20 y tantos que "él" tocará a sus puertas. Así que ya te imaginarás. A lo largo de mi vida, me he dado de golpes con el piso por creerlo también.

Concluyendo: me parece que el mejor camino para encontrarse a sí mismo es conocerse. He vivido sola y nada mejor pudo haberme sucedido. Conocerse a profundidad permite a la mujer saber qué es lo que busca en una pareja. Buscar siempre el equilibrio en su vida siento que es benéfico para cualquier mujer independientemente de su estatus social (casada, divoricidad, soltera, etc)

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Excelente blog, por cierto.
Saludos!